lunes, 12 de febrero de 2007

Hipótesis lingüístico-meteorológica

(Ante todo, disculpen la tardanza, pero este blog también se tomó vacaciones.)

A partir de una pregunta aparentemente ingenua de uno de nuestros colaboradores, hemos emprendido un proyecto de tesis de tipo linguístico-clímatico. La pregunta (se las adelanto para que no se mueran de la ansiedad) es "¿No será el viento el que nos vuela los 'peros' hacia el final de las frases?". Al principio descartamos la posibilidad, por absurda y ridícula. Pero el misterioso colaborador insistió, esgrimiendo cosas del estilo de que la interdisciplinareidad estaba cada vez más conviertiendose en la base de la ciencia moderna, culmimando su argumentación al grito de "Un poco de rigor científico, por favor!".

Si hay algo que nosotros no vamos a tolerar es q se ponga en duda nuestra cientificidad (que para nosotros es sinónimo de seriedad). Decidimos entonces emprender una larguísima investigación, que todavía está en proceso, cuyos incipientes (y poco fiables) frutos pasaremos a comentar.

Durante semanas, (¿meses? qué se yo, perdimos la cuenta) nos apostamos en distintos puntos estratégicos de la ciudad armados de medidores de viento (insertar término técnico aquí) y grabadores, con el doble propósito de registrar la velocidad del viento y la ubicación en las frases de los transehuntes del conector q nos ocupa y nos fascina . Sorpendentemente, los momentos de ráfagas más potentes presentan mayor número de emisiones que continen el querido "pero bahiense". Los días de menor viento, en cambio, el conector tiende a ubicarse en la posición tradicional del español bonaerense estándar. Lo días sin viento.... no existen por aquí.

Conclusión: por ahora parecería ser q es el viento. Claro que cualquier persona podría ahora preguntarnos por qué el viento no tiene este efecto en otras zonas, ya que de hecho en casi todas las demás ciudades del mundo hay días de mucho viento y los conectores parecen quedarse en sus lugares habituales. Hay dos teorías: 1 puede tratarse de la acción del "pozo del infierno" en el que está ubicada la ciudad, 2 tampoco podemos descartar la posibilidad de que algunas de las tantas cosas que diariamente son echadas al aire de la zona tengan un efecto especial sobre el viento, en este caso un efecto gramatical. Por ahora nada es seguro, pero. Por lo cual instamos a los seguidores de este blog a prestar atención a la relación entre su exposisión al viento y su manera de usar el conector "pero". Desde ya, muchísimas gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"¿No será el viento el que nos vuela los 'peros' hacia el final de las frases?"

buenísimo!!!

jajajaja... cómo me reí con esto.
me quedo con la 2da posibilidad, de una (para recordar a gabi).

aah.. una cosita, Sra. de la Lengua, me extraña que haya escrito "transeuntes" con H. ¿eso también es culpa del viento?
¡recórcholis!
¿se trata de alguna estrategia marketinera?

Anónimo dijo...

Las teorias suelen ser mas de dos, asi que aca va otra:

el agua contaminada de bahia se evapora y viaja en forma de gas con el viento, y entra en contacto con los TRANSEUNTES (para dejar contenta a d) y se mezcla con el agua ya ingerida y provoca casos esporadicos de dislexia, siendo "pero" y en menor medida "igual", las palabras desviadas.